Según palabras del propio líder del grupo, Jeremy Fury, la intención del quinteto neoyorquino era plasmar un trabajo merecedor del titulo de nuevo clásico del Rock Americano. Difícil precisar si esto se ha conseguido al cien por cien, pero el resultado ha merecido la pena.
El tercer episodio de los Harlequins despertó el entusiasmo del lugarteniente de la E Street Band, Little Steve Van Zandt, que se deshizo en elogios nada más escuchar el álbum con su incisiva producción con referente en la vertiente más ochentera de la primera New Wave.
"Remember This" es trabajo hecho por y para románticos del rock'n'roll. Apesta a poesía urbana de banda embriagada de electricidad callejera. Enfundado en su cazadora vintage de cuero negro a lo Gene Vincent, Jeremy destila una chulería de barrio que le emparenta vocalmente tanto con cancioneros malditos como el de Willie Nile como con el vodevil añejo, glamuroso y decadente del británico Steve Harley.
"Remember This" no presenta ni una sola fisura en su impagable recorrido. Cada canción rezuma consistencia, actitud y un conocimiento indiscutible de la mejor música popular made in USA. La que va del añejo retro rockabilly de "Little One" a la innegable influencia del primer Tom Petty en "Nothing Civil".
Imaginar la puesta en escena del tema titular abriendo concierto ya reclamaría pronta presencia en escenarios europeos.
"California Rock" te obliga a recordar la grandeza inmortal de la Dwight Twilley Band en sus comienzos. Aquí toca ponerse a bailar sin prejuicios ni vergüenzas.
"Who's gonna save us" nada entre Marc Bolan y Sylvain Sylvain. Glam Rock en la pista del baile. Fantasmadas y postureo son bienvenidos.
"With You" es una balada midtempo que alegraría al gafotas Buddy Holly.
La siguiente canción, "Starlight", es la re-hostia. Pura magia de estructura motorvatin' y crescendo hacia un estribillo en tecnicolor al que Phil Spector anhelaría poner su sello. Guitarras deluxe afiladas para enmarcar un final apoteósico con Jeremy acariciando el Empire State Building mientras proclama: "We're just like starlight, we're just like stars".
"American Gold" es una joyita de Americana en el asfalto sobre slide guitars que hacen honor al título.
Yo siempre creí que el "Like a Prayer" de Madonna era un temazo sin paliativos. Pues bien, la adaptación de los Harlequins me lo confirma de nuevo. Y te aseguro que el gran Willy Deville, donde quiera que esté, opinaría parecido. El arreglo es sencillamente espectacular y digno de ser cantado por pandillas de un alternativo West Side Story.
Como pez en el agua Jeremy desliza sus vocales diletantes en ese himno de carretera hacia la costa de Nueva Jersey titulado "Hold On". Es este otro momento crucial del álbum. ¿Alguien se acuerda de los Del-Lords de Scott Kempner y Eric Ambel? Aquí se oyen por doquier.
El cierre llega con el beat de soul blanco, ágil y saltarín de "A lot more wise". Y Joe Strummer bailando Motown en las alturas.
Resumiendo: "Remember This" es un trabajo de tradición rocker y arrogantes dinámicas vintage que seducirá sin remedio a todos aquellos que opinamos que el rock'n'roll es ante todo diversión pura y dura. A los que creemos que la Revolución del Rock ya fue televisada mucho tiempo atrás y que, al final, la partida fue ganada por la Ley y el Orden del Sistema. Y que el verdadero poder de estos sonidos esta dentro de cada uno de nosotros. Sin más. Sin menos.
Y que es este un poder ajeno a tecnologías punta, a modas efímeras y a intrascendentes operaciones de insustancial triunfo. Es simplemente una cuestión de temperatura y emoción de carácter individual. Seguro que este disco no estará en ninguna lista con lo mejor del año. Tampoco eso tiene importancia alguna.
Pero para mi se constituye en un tratado monumental de guitarras eléctricas y melodías en posesión de la VERDAD. Al menos de la mía. ¿Mi disco del año? Que más dará eso también.
Tu simplemente escucha a Jeremy Fury y a sus compinches de aventura. Y después opina. Y si la horchata no corre por tus venas, seguro que comulgaras conmigo. ¡¡Rock On!!
El inicio del álbum ya es todo una declaración de principios e intenciones.
Sonido de banda en vivo en el local de ensayo atacando lo que bien podría ser el número inicial de su concierto en un pequeño garito de rock'n'roll perdido en cualquier lugar del planeta Tierra.
Uno, dos, tres!! y el riff eterno de Keith Richards o Paul Westerberg, que para el caso viene a ser lo mismo. Nulas pretensiones de trascendencia y la fuente de la eterna juventud derramando elixires y vapores por doquier.
Brian Lisik es un desconocido, aunque veterano, músico cuyo hábitat natural son los remotos clubs del noreste de Ohio ((EEUU). Oriundo de la industriosa localidad de Akron -ya sabes Devo, Rubber City Rebels y Chrissie Hynde-. De alli son también los Black Keys y muchos de los neumáticos destinados a mover los modelos de la Ford y la General Motors.
Lisik factura honesto midwestern rock de cantautor. Actitud pura y dura, como el sonido de las guitarras que envuelven todos las canciones de este humilde aunque irreprochable trabajo.
De los trece cortes, los titulados "Don't like nobody" , "Colorado Avenue" y "Heart a hand" rememoran a un Springsteen iniciático y barbilampiño.
"Bye bye love" es puro Mellencamp etapa "Lonesome Jubilee". "Another Friday Night" es una bomba incendiaria de garage punk. Todo lo contrario a "Indescribable", una sentida balada de melancolía junto al piano. Igual que "The song remains unnamed", aunque esta vez con evocadoras acústicas y slide.
El medio tempo de "Tombstone phone call" parece sacado del repertorio de Roger Clyne & The Peacemakers. Y "Feudal nights" encajaría sin problemas en el repertorio de los últimos Replacements.
La joyita de la corona a ritmo de swing y cócteles nocturnos responde al acrónimo de "I.D.W.T.I.C." ( que nadie me pregunte que narices significa ). Lo que sí puedo afirmar es que es un temazo digno del Jeff Tweedy más inspirado. Para el cierre del disco pegan fuego al arsenal a ritmo cuasi hardcore para pedirnos disculpas innecesarias implementando unos beodos "We're sorry....We're sorry" que sirven para provocar la sonrisa cómplice del oyente.
Brian Lisik y sus Desafortunados son unos rockers de pro que pueden presumir de haber publicado uno de los discos más completos de Rock Americano de la temporada. Alíi donde la fuerza y las melodías se mezclan en dosis estratégicamente calculadas.
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